martes, 1 de abril de 2008

Primer día de clases otra vez Mijaíl y la chica del carro

En las solitarias aulas sanmarquinas Mijaíl antes que el profesor venga e interrumpa ese fluido aluvión de sistemas y teorías y reflexiones muy audaces e incompletas que siempre lo dejan cansado devastado y con ganas de ir al baño con uno de esos geniogramas grandes que trae El Comercio los días domingos Mijaíl piensa qué será de su vida de su cuerpo cuando decida largarse al Polo Norte o a uno de esos viajes que nunca terminan sumergido en un lago o en una embarcación calcinada comida por las polillas. Nadie entiende al pobre Mijaíl el conocimiento es una cuestión de deseo se quiere más siempre más no basta con saber un poquito es necesario conocerlo
-Pero entendé Mijaíl nadie conoce todo.
-Al carajo con eso yo sí quiero yo sí que quiero.
-Rechamfles y ahora quién podrá ayudarnos de Mijaíl el psicópata que quiere saberlo todo?
No se apene usted ni se ponga rojo desear no es malo. Podemos ayudarlo denos su vida su corazón y su infancia muy pronto será usted un ser modelo una esperanza una luz en el mañana de la civilización entienda que es sólo como perder los testículos o los ovarios cuestión de metalurgia de abanicos de hombres andando en fila y con un bonito Kepi con una estrellita plateada al lado izquierdo de la visera. Viste que fácil, hombre. Pobrecito y ahora llevar cursos que no te corresponden. Pero mejor mejor caminar cambiar de puntitas y joderte como Zavalita pero porque no le dices eso mismo al hombre del acantilado aquel que con su higuerilla (o Yguerrilla?) se para y sostiene su vida como un trapo sucio que ante el movimiento del viento se mueve y brilla inexplicablemente. La vida. Cómo comportarte, cómo ser con los otros. El otro es la salvación o la muerte? Grave pregunta así como pensar si le das la mano izquierda o la derecha a un judio que sabes te está mirando los bolsillo.

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