viernes, 26 de junio de 2009

Heidegger, Paulo y yo



O sea, imagina que no estuviéramos acá, que estuviéramos en cualquier lado menos aquí.
Dónde haga frío?
No importa el frío, importa que no esté acá. Que hable acá pero no esté acá.

Rara comprensión. La experiencia del tiempo.

¿Qué es aquello que no ha cambiado en los pueblos desde el inicio de la humanidad?
Esa es una pregunta capciosa, mancebo.
Contesta y punto.
Bueno, será la violencia, no?
No pensaba en eso, aunque también es cierto. Mierda, me cagaste mi momento clínex. Pero no pensaba en eso. Pensaba en el territorio. El territorio. Eso es lo que no ha cambiado en los pueblos. Primera experiencia. Materia. Tierra por carne.
Oye si sigues así esto va a parecer una ensalada española. Vos, debés ser más cauto.
¿En qué momento te convertiste en argentino, Che?
Sorry, estoy leyendo por tercera vez Rayuela; no puedo evitarlo.

Cada vez que hablamos del tiempo este se convierte en una primera sustancia inscrita en el tiempo sin ser él mismo. Las palabras viajan en su caudal y desaparecen entre sus aguas.

No. Otra vez con la metáfora del río.

El agua y su transparencia. El agua y su movimiento. El agua y su inexistencia. Tocamos el agua. Nos miramos en ella. El mismo ciervo que llora y llama desde el fondo.

Al fin y al cabo todo es materia, no?
No lo creo.
Mencióname una sola cosa que no lo sea.
Vivir para contarlo.
Cambiando de ritmo para no responder la pregunta, ese es un truco muy sucio, sabes?
Nadie contesta si la pregunta no tiene sentido.
Claro que tiene sentido.

Mi cuerpo es un conjunto de partes? No, mi cuerpo es una sorpresa. Una estatua de aire y sal cubierta por hojas y por hojas.

¿Por qué pensamos todo por dimensiones? ¿Por qué cuando vemos otro cuerpo lo reconocemos a partir de sus dimensiones, de su extensión o su ancho? ¿Por qué las medidas construyen nuestro mundo? Como si las dimensiones, el tamaño (con claras alusiones), la extensión fueran lo esencial de nuestro mundo.
Cuál es nuestro mundo?
Aquel en el que las personas corren cuando llueve y tocan la corteza rugosa de un árbol en las noches.
Tanto alboroto porque estás gordo.

El tiempo no puede decirse. El tiempo, su experiencia, es la de un hombre en un muro donde no hay nadie.

jueves, 25 de junio de 2009

Clase modelo




No es tan fácil. La muerte no nos hace más fuertes, solo nos muestra la inutilidad del cuerpo y de la vida. Si todo camina sin dirección y sin forma y si solo en la luz su morada oscura donde cada noche y cada día alguien tocaba las puertas así no puede ser nadie encuentra una moneda dorada en su plato de sopa y siempre dolor de cabeza el vientre se ha iniciado y así termina la vida y toda esta clase de flores y la sangre me llega a la garganta es una epidemia camina y camina entonces cuando todos se hayan ido de la sala y se queden solo los primeros los que tienen en la frente esa marca carmesí en donde nadie soporta ni dice nada, en el mundo solo puedes amar lo que es ausente, aquello que no está, que viaja y se refleja en un espejo o en un lago o en tu cuerpo que me ilumina por las noches...

domingo, 21 de junio de 2009

A lo mejor es cierto


canto del andrógino terrestre

A lo mejor soy mujer

Y no lo sé. A lo mejor
Somos todos mujeres y no lo sabemos
Quizás por eso la suavidad
Nos da vergüenza y no creemos
En los ángeles porque no son hombres
Ni mujeres. Nos han dicho
Que todo pájaro es lógico
Toda estrella matemática. Lo cierto es
Que nada sabemos de la vida
Ni de la muerte. Es posible también
Que no existan hombres ni mujeres
Sino una sola criatura
Llena de amor verdadero. Pero nos asusta
Ver todavía el abrazo
De Adán y Eva en la arcilla
Con olor a yerba pura
Entre el pene y la vagina
¿Somos quizás una criatura dividida
Por un divino cuchillo?
¿O tan sólo un animal que estornuda
Porque ya no tiene lágrimas
Ni pensamiento ni vestido
Faldas ni pantalones?

Jorge Eduardo Eielson

jueves, 18 de junio de 2009

Outsider


¿Que es lo que más nos duele al separarnos de una persona? Las cosas que la rodearon. Los lugares en donde estuvo. Las cosas que hizo. El mundo se vuelve insoportablemente impertinente. Es la lamentable evidencia de un suceso. ¿Acaso no escuchas sus pasos en la escalera solitaria? ¿Acaso cuando te acuestas no sientes ese otro peso al lado de tu cama? Es la única y última prueba de que antes no estuvimos solos. ¿Qué puedo pensar de la flor que cogió entre sus manos? ¿De la lluvia que mojaba su pelo? ¿Hay acaso algo en el universo que no tenga ya su nombre, su color y su aroma? El mundo es una persistencia y ella también. Ahora que miro las paredes de mi cuarto, entre el lomo de mis libros y las cascaras de naranja, qué puedo decir. Acaso estas cosas que llamo mías no sean también una extensión más de su existencia. ¿Acaso yo mismo no viva una vida que se respira desde su cuerpo? ¿El agua con la que se lavaba las manos no es la misma que bebo diariamente? Y si toco el borde de un jarrón, alguna fruta o un cuaderno cualquiera no es acaso el mismo objeto largamente detestado? El mundo se reduce porque cada fibra es una prolongación de mi memoria, un callejón que termina en asfixia.


lunes, 15 de junio de 2009

Respuesta al joven Javier Huincho o del arte de comentar textos




Hola Jesús, tú me comentabas que los artículos de la revista Tinta Expresa tenían crítica literaria. Pero yo aún no puedo distinguir esta noción. ¿Cuáles son? He leído un artículo sobre la literatura de Chimbote, también el tuyo. Lo que sucede es que aún no comprendo si la crítica es una opinion personal o tiene que estar basado en el trabajo previo de otros investigadores o críticos. Puede ser de un cuento, así como tú trabajas en la revista o puede ser más amplio. Saludos
. Si tienes un modelo te lo agradecería. Saludos nuevamente. Javier.

1. No confundas el texto con un texto. Peor aún con todos los textos. Piensa en una biblioteca que contenga todos los libros del universo. Piensa que buscas el libro que pueda descifrar lo que tiene cada uno de ellos, lo que los hace libros y que todos comparten. Piensa que cojes uno y lo lees y te gusta y sonríes y sientes placer y no se acaba. Corpus, teoría y crítica/lectura. Esa es la diferencia fundamental.

2. Dime, ¿Existe acaso una opinión personal que no sea una repetición, una frase distinta de otro tiempo y de otra boca? Toda opinión personal es ya de otros. Lo único que haces con tu cita es recocer las que tú reconoces concientemente. Las otras son un enigma que ofreces al tiempo y a los que siguen. Ofreces un poco de oscuridad, mejor aún, algo de humanidad a la humanidad.

3. La crítica es comentar. Es agregar silencio al silencio. Es decir el autor dice o quiere decir o pudo decir o no quizo decir pero dijo. Es demostrar que tú lees mejor que los otros, que eres más inteligente que los demás. Eso en resumidas cuentas es la crítica. Que puede ser de un libro o de un conjunto de libros eso depende de tus intereses y de tu trabajo. En ambos casos lo que es permanente es tu relación directa e íntima con estos libros, tu goce. No piensas en ese libro único, sino en uno concreto, físico y material. Es un ejercicio de lectura situado en el tiempo, que no esconde esta situación, sino que la exhibe de manera descarada. Pretende decir "lo correcto", aunque esto es relativo. La mejor crítica es la que se convierte en un texto de creación, imprescindible para la comprensión de un momento determinado o más. La mayor parte de la crítica envejece rápidamente.

4. La valoración de un texto no es lo mismo que la Crítica, aunque forme parte de ella. Para iniciar una investigación tú supones que el texto que estudias es valioso (a veces incluso bello) y que por eso debe estudiarse. ¿Entonces la crítica es investigación literaria, Estudios literarios? En este momento la palabra ha tomado este sentido. La reseña, la recepción de los libros, la valoración y estimación de las nuevas producciones es algo circunstancial que hasta hace no mucho acaparaba el rótulo de crítica. Investigación y valoración, ambos usan el mismo ropaje. Cuestión de distinguir lo que permanece y lo que se esfuma.

5. ¿Modelo? Lee los artículos que tiene Miguel Ángel Huamán al respecto. Creo que ha sido la persona que con más lucidez ha reflexionado al respecto, en nuestro medio claro está.

miércoles, 10 de junio de 2009

...como hormiguitas...



El mundo posee una rara belleza, un aire a inacabable lo cubre todo. Eso no es cierto; lo que le brinda al mundo esa ridícula sensación de permanencia no es más que aquello que lo fulmina. El tiempo reinicia a cada instante, es un asesino implacable que pone el pie sobre el cuello y el arma en la nuca. No tiene piedad. El mundo, a la larga, se convierte en el obstáculo de sí mismo, en el espejo que refleja a un cadáver. No existe ninguna identidad en él. Encontrar al mundo es siempre encontrar aquello que no es, lo que fue. Siempre estamos un paso atrás. ¿Qué perseguimos? Una sombra inacabable, alimentada de sí misma, el reino de lo ido y de la ausencia.
Cortázar dedicó toda su vida a superar esta ausencia. Usó el lenguaje para superar al lenguaje. Uso el lenguaje para superar ese abismo entre lo que siento y lo que es. El tiempo no se acaba y las palabras se extienden e intentan alcanzarlo y cuando están a punto de (o por lo menos eso creen) explotan en millones de estrellas que se apagan poco a poco. Cortázar buscaba un tiempo detenido. Un tiempo en el que la palabra contuviera aquel secreto de la vida, el misterio que encierra ese lazo mortal que une el día y la noche. ¿Pero qué es el tiempo detenido sino la belleza misma? Encontró que el punto en el que se unen la obra de arte y lo bello no es otro que su incontable fracaso. Que toda obra de arte no cuenta sino una derrota; que en formas distintas se cuenta la misma historia. No existe un tiempo detenido. Aún cuando luego creyó encontrar en los niños ese tiempo, eso no era más que un error. Los niños le ofrecieron un tiempo iniciado, no uno detenido.
En los niños, en sus ojos y en sus manos algo empieza, algo inexplicable. Ese tiempo iniciado, de sorpresa y de felicidad; era como si el mundo se rehaciera. Y tal vez esa torpeza en sus palabras delate su verdadero secreto: la ausencia de cualquier lenguaje que no empiece en la caricia, en la sonrisa y en el gesto. La completa incredulidad en cualquier lenguaje que no inicie en el cuerpo mismo. Y todo de este modo se concentra en un círculo perfecto, en un flujo constante e infinito. El cuerpo que regresa a sí mismo para darse al mundo, para rehacerlo. No se termina, está eternamente ahí. Ahora me miro tirado en la bañera e intento encontrar ese primer cuerpo limpio y no encuentro sino palabras y moldes pegados a mis piernas y mi pecho. ¿Es esto mi naturaleza? ¿Por qué esa primera historia no puede ser la mía? ¿Es esto la pérdida del paraíso? He salido a caminar y me he encontrado con una multitud de niños que viajaban, en un retorno a ninguna parte. Todos de las manos. Sedientos de algo, unidos, tal vez, por una fe de la que soy extraño. No se niegan a nadie. Son el espacio que une y separa mi vida del mundo. En este momento son cualquier elemento. Son el aire que remueve mis cabellos o el fuego en la cocina de madre. No tienen forma y no se dirigen a ninguna parte. Son el tiempo, la alegría, el inicio y el fin del mundo. Siguen caminando, de la mano por siempre. Ahí, siendo tiempo sin saber, iniciando mi vida y el mundo, una vez más.

sábado, 6 de junio de 2009

que buena idea...







MANIFIESTO CACHIMBO

(o su declaración de principios)

Entiéndase por este manifiesto como una sucesión de principios e importancias que surgen a partir de nuestra primera experiencia universitaria (o lo que se entiende por esto). Tiene una marcada tendencia literaria, pero no busca centrarse en esta y es perfectamente aplicable a las otras facultades de Letras; y, porqué no, a otras facultades también. No tiene ningún orden en especial, cada una se entiende en sí misma y en su conjunto. Parte y todo. No espere llegar a ser "licenciado" para iniciar una reflexión sobre su estancia o actitud universitaria, hágalo ahora. Si está de acuerdo con lo manifestado, difúndalo.

1. La universidad es un lugar de estudios, pero también de Libertad. El proceso académico es una forma de entender y entenderse como un ser libre.

2. La vida universitaria no se hace solamente en las aulas. Bares, cafés, parques, teatro, conciertos, en una esquina cualquiera se respira vida universitaria.

3. Los universidad no sirve para nada, en la medida de que solo quieras conseguir algún puesto de trabajo y el "éxito" en la vida.

4. La universidad no sirve para nada, si lo que haces es repetir lo que el profesor te dice. En un examen responda con preguntas.

5. No me importa una nota en azul o en rojo. Lo importante es aprehender (con h), no aprender.

6. No olvides esto: Al final de todo: fusilar a tus profesores, quemar nuestros cuadernos, incendiar la universidad.

7. La universidad no sirve para nada si no entiendes la posibilidad de que termines siendo taxista (como pasa a menudo). Tener un brevete desde ahora te facilitará las cosas. Entiéndase así: La política es una actividad y actitud universitaria.

8. Lo académico es información, no es fin en sí mismo. La creación, la vanguardia, la búsqueda es el fin primero y último del estudiante.

9. Leer, leer, leer, escribir, escribir, leer, leer, leer, escribir, leer, leer, leer, escribir, escribir, leer, escribir, leer, leer y leer... La poesía es nuestro máximo aforismo.

10. El conocimiento académico es sólo un bastón en tu vida. Arte, cine, música, teatro, danza, mayeútica, más música, más cine, amor, libertad, más amor y más libertad.

miércoles, 3 de junio de 2009

la retórica del estremecimiento



No hay arte bueno o malo. Exponer una valoración de este tipo es solo caer de nuevo en el dilema de lo que me gusta y lo que no. El arte solo encuentra su sustancia en lo que siente el espectador. Aquella muestra que no te coja de la columna vertebral y te exprima y te lleve de nuevo a ese tiempo sin fechas no es arte. El arte es o no es. No hay arte malo sino arte insuficiente o, lo que es peor, arte insignificante. La única valoración posible es que se cierren los ojos y se acabe el mundo. Piensa y escucha, solo en el arte y en el amor dios se hace realidad, carne y hueso, un pedazo de uno mismo. La única forma de vencer el tiempo es robarle el corazón.

¿Porque estas dos canciones? Porque no puedo dejar de cerrar los ojos (a veces incluso bailo y toda la gente se me queda mirando en el carro, oye qué tiene el gordito, porque no deja de moverse?) cada vez que escucho esta canción de Pearl Jam y porque me es inevitable pensar en el suicidio cada vez que escucho aquella canción de Radiohead (en realidad veo que de cada azotea que cruzo alguien salta y su cuerpo choca contra el piso, algunos se sostienen más que otros naturalmente, la gravedad no es la misma para todos). Que es el arte sino respuesta involuntaria. Aquello que no te estremezca no tiene relevancia.


lunes, 1 de junio de 2009

conversaciones con Sartre




1. No se piensa cuando los demás bailan. En torno a la inutilidad. La distancia, el punto en el que el mundo es el centro y yo no soy nada. Una imagen que se teje en el agua, que se convierte en la misma imagen de un animal sangrante, de un tigre acuchillado, del amor, de mis manos y la mañana. Solo deseo el aire. La calma del oleaje, un cuerpo que deambula y gira y da vueltas por un camino de carne que se hunde. El mundo no termina ni inicia conmigo. El mundo dentro de mi corazón es una enredadera que se extiende por mis extremidades y regresa otra vez a mi corazón. No es la mera voluntad; es el frío y el tiempo, es la gente que baila y da vueltas y así la fiesta es un engaño más: un engaño divertido, pero que me hace más transparente, me hace más inutil y veo que mi camino inicia en mi carne y termina en ella. No es dios, son los gusanos los que finalmente darán un sentido a cada diminuto poro de esta ilusión que se llama yo mismo.


2. Lo que hago y lo que digo viajan dando vueltas lejos alrededor de una estrella que se termina con la mañana. Cada uno de mis actos es una pieza más de este edificio oscuro que es mi existencia. La máscara de carne y huesos en la que se empoza mi miedo y mi vida. La protección, el aire rancio y la mirada que todo lo descubre y no encuentra otro milagro más que la ausencia de cuerpo. No miro ni quiero mirar. Soy aquello que piensa sobre yo y en la danza se manifiesta el fingido rumor de la vida. La vida inútil artificio, ficción, engaño una vez más. No importa lo que yo quiero, sino lo que quiere el otro. Solo en la libertad que es una cadena de cristal que llevo atravesada en las muñecas. La cárcel es un esqueleto ámbar en el que una voz llama y retumba contra los muros. No es el aire que viaja, es la desesperación de ninguna respuesta. Solo y vacío. En qué punto me encuentro? Más lejos de la vida, más lejos de la muerte?


3. Pensar y mentir son los dos únicos ejercicios con los que el engaño se vuelve carne. Mentir es la única manera de sobrevivir. No me atormento si descubro que no soy nadie. Que mi lugar es la sorpresa del vacío, el sitio en el que el pasto se extiende sobre la tierra como una última oportunidad. No me espanto si acaso alguien ha quedado separado del mundo y no lo sabe; si acaso nos cruzamos y ni siquiera nos miramos y así somos nosotros siempre perdidos, siempre buscando aquello que no entendemos. Aquello que no es mentira sino asesinato.


4. No deseo. No amo. No contemplo. Mi cuerpo es una flor que flota encima de las nubes. Mi deseo no importa. Solo el deseo del otro es importante. Lo que yo llamo es confusión. Lo que aparece ante mis manos y mis ojos es lo inalcanzable, lo que se va y se dispara, lo que nunca llega a ningún sitio. Miré el cielo y ya no hay cielo. Miré el agua y ya no hay agua. Cuando el viento acaricia mi rostro no pienso en el viento, pienso que se trata del fuego o de mi madre muerta mil veces, mil veces despedazada, su resurrección es el milagro de la carne. No le tengo miedo a la ausencia, sino a aquello que se hará ausencia. Todo lo que llega a nuestras manos envejece y se termina. La muerte en cada pedazo de roca, en cada muestra de amor. La muerte que envejece hasta a aquello que no existe. Cualquier palabra no dicha, no es un secreto, es ya el aire que se acaba.