martes, 26 de octubre de 2010
bosque en llamas (o una carta de despedida)
sábado, 2 de octubre de 2010
Un comentario y una respuesta
Gracias por tu comentario. Como soy muy descuidado he dejado el blog por un buen tiempo (aparte de que estoy en una sequía, no de ideas, sino de coraje, voluntad y energía para ponerme a escribir).
Pienso que la diferencia entre la fe y la razón, como movilizadores de grupos sociales, radica en que la primera no distingue entre visión de mundo y acción. La fe supone actos y rituales; la naturalización de estos la configuran y constituyen. La fe se mueve siempre en tiempos y niveles distintos; siempre es presente y futuro, no un futuro de posibilidad, sino del presente que es y será. Esto involucra también una construcción del pasado, una redefinición para el futuro. El pasado funda el futuro. El presente es un tiempo sumido en aquello que (todavía) no es. Sin duda, supone también una suerte de sensación (yo diría incluso sensualidad) compartida. La fe organizada con fines políticos no solo "disciplina" el cuerpo, lo convierte en un espacio de éxtasis y comunión, entendido esto en un sentido productivo. Se busca procesar el discurso en sensibilidad. Desde ese punto de vista, no es solo una creencia, sino una fuerza "cósmica" que busca unir todo. Gracias, por la recomendación de la pela; tenlo por seguro que la buscaré. Sobre lo último que mencionas, no estoy de acuerdo. Sin duda se trata de una lectura válida. Pero, por lo menos en Cloverfield, esto evidencia una suerte de compensación narrativa; la cámara en mano altera la forma de la película: es la película de una película, una cinta personal, una grabación militar, el documento de una catástrofe. Cualquiera de estos días voy a publicar la versión final de ese ensayo; aunque en realidad son fragmentos sueltos en torno a la película, que llegué a publicar en mi revista, Estereograma (lo que dicho sea de paso no me enorgullece). De hecho que hay cosas que son pura especulación. Ojalá podamos retomar la conversación en alguna oportunidad.
Suerte!