lunes, 30 de marzo de 2009

Geometría


Mi hermana vive distante de mí; en su tiempo sin tiempo. Con un gesto casi vacuno nos dice: no me molestes. La calma que ha conseguido no hace sino estremecerme. Después del accidente vive alejada de mí y del resto. Solo baja de su cuarto para el almuerzo. Y en la mesa todos la observamos. Cómo coge la cuchara, cómo mastica y cómo saborea cada porción de nuestra comida. A veces quisiera que mi mundo fuera tan simple e indoloro como el de ella. Qué hace y en qué piensa. Porqué no se preocupa de nada y así muchas veces después de un asalto o un olvido o un accidente llega sonriente a contarnos qué le pasó y cómo, otra vez, no hizo nada. Es un ser incapaz de defenderse en esta ciudad de nadie. Y así muchas veces llega herida. La acogemos y nos preguntamos, ¿en dónde está? ¿En qué porción del universo se encuentra? ¿Por qué su mundo tiene ese ritmo tan extraño para nosotros? Mi hermana sonríe mientras le limpio la sangre de la cara.
—Sabes algo –me dice— hoy la luna está muy hermosa.
Me detengo, la contemplo y acerco mi vista al cielo. No veo la luna, sino muchas nubes que todo lo oscurecen.
—Sí, tienes razón –le digo—. La próxima saldré contigo para protegerte.
—Protegerme… ¿Protegerme de qué?

lunes, 23 de marzo de 2009

Oración

Debe existir un orden que lo explique todo; que me diga por esto callas y por esto te encierras en tu cuarto, mientras en el piso de abajo alguien grita. Solo de esa manera puedo quedarme tranquilo. No es miedo, sino algo peor: necesidad de razones. Cuando me siento mal o cuando me duele la panza; algo que diga esto es por esto. Si buscas una explicación entraste al giro de las soluciones, me digo y es, lo lamento, la verdad. Explicar es a la larga buscar el remedio. Buscas la fórmula de la felicidad; para que no te duela la panza, ni el corazón, ni la cabeza. Para eso las razones, para eso el orden: no quiero el dolor es lo mismo que decir no quiero la vida. Si me dejaran quedarme quieto por un rato y no hubiera nadie sobre la tierra si no yo y yo otra vez, ¿eso sería como la muerte? A veces, apenas me levanto me acerco al espejo y digo quiero que me ames. Imbécil, el amor está fuera de ti, contesto. Y ese es el orden: adentro y afuera; el miedo y el dolor no comienzan en la panza, si no afuera: en mi corazón o en mi cabeza o en mis dedos (los del pie o los de la mano) y sigo numerando y buscando cuál es esa primera pieza que se descompone y me produce esas ganas de muerte, desolación o esa maliciosa ganas de hundir a los que me rodean. Poseído por la nada: con un agujero negro entre las tripas. Perdonadme.

martes, 17 de marzo de 2009

Varela

Me enteré en Arequipa que había muerto. La misma fórmula siempre.
Poeta muerto: poeta en el estante: soy culto: tengo sensibilidad.
Varela fue como un primer acercamiento a la poesía, lo que es lo mismo, a la realidad.
Cruda, a veces complicada.
poesía llena de visceras y manchas oscuras. poesía q hace daño, que hace q la gente se turbe y se quede callada.
Donde estés Blanquita, Estereograma para ti.

martes, 10 de marzo de 2009

Arequipa, segunda noche

Decidimos quedarnos en la calle. Para que escuches la lluvia? No sé. Hace frío en Arequipa y tenemos una mano de platano en la mochila, 50 Estereogramas, el Trópico de Cáncer de Miller y las obras de Hesiodo. Todo un humanista con la lluvia que moja mis zapatos y hace mucho frío en Arequipa. Estuvimos detenidos seis horas en el camino. Nada de supersticiones, pie derecho, un toro en el carro y el espejo roto, muchos años, mala suerte. Queremos que las cosas salgan bien. Seguimos buscando un techo pequeño que nuestros 20 soles puedan cubrir por una semana. Todo es riesgo. Y aventura? Aventura no es quedarte a las tres de la mañana varado en una esquina vacía viendo como la gente se acurruca a un lado de la pista o bajo un techo alejándose de la lluvia. Tengo un poco de ron y si nadie nos acepta tendremos que quedarnos acá. Palabras y el agua helada de Arequipa. Conseguimos un lugar en donde la comida costaba tres solos y un poco de tristeza después de ingerirla. No no. Hace falta más para detenernos. Empezaremos a vender revistas en la calle si no encontramos otra opción frente a la catedral y las palomas que caen y cagan en la plaza. Dispuestos a todo? Bajo la lluvia y con el aire justo para la vida.