lunes, 30 de marzo de 2009

Geometría


Mi hermana vive distante de mí; en su tiempo sin tiempo. Con un gesto casi vacuno nos dice: no me molestes. La calma que ha conseguido no hace sino estremecerme. Después del accidente vive alejada de mí y del resto. Solo baja de su cuarto para el almuerzo. Y en la mesa todos la observamos. Cómo coge la cuchara, cómo mastica y cómo saborea cada porción de nuestra comida. A veces quisiera que mi mundo fuera tan simple e indoloro como el de ella. Qué hace y en qué piensa. Porqué no se preocupa de nada y así muchas veces después de un asalto o un olvido o un accidente llega sonriente a contarnos qué le pasó y cómo, otra vez, no hizo nada. Es un ser incapaz de defenderse en esta ciudad de nadie. Y así muchas veces llega herida. La acogemos y nos preguntamos, ¿en dónde está? ¿En qué porción del universo se encuentra? ¿Por qué su mundo tiene ese ritmo tan extraño para nosotros? Mi hermana sonríe mientras le limpio la sangre de la cara.
—Sabes algo –me dice— hoy la luna está muy hermosa.
Me detengo, la contemplo y acerco mi vista al cielo. No veo la luna, sino muchas nubes que todo lo oscurecen.
—Sí, tienes razón –le digo—. La próxima saldré contigo para protegerte.
—Protegerme… ¿Protegerme de qué?

No hay comentarios: