viernes, 9 de octubre de 2009

Testigo


La UNMSM está en plena decadencia. Los sanmarquinos viven atrapados en un mundo épico. Necesitan de héroes y mártires. Cuando aparece un sangrante ellos se emocionan, aunque no estén participando, e invocan a esos derechos tan fundamentales como etéreos que los respaldan. Es una lástima la ceguera que los aprisiona. El juego está en otra parte. Hace tiempo que nuestra universidad viene perdiendo. El hecho de vivir del nombre no es lo más dramático, sino que una serie de políticas estúpidas le restan sus posibilidades como centro productor de conocimiento. En las encuestas seguimos en picada. Nuestras bibliotecas se apolillan. No contamos con los materiales mínimos para tener una formación decente (conste que no digo buena). A este paso en veinte años San Marcos estará tocando piso.
La relación entre la universidad y la sociedad no debe descuidarse, eso es cierto. Sin embargo, el anquilosamiento de los recursos de réplica y reclamo estudiantiles es otro síntoma del camino elegido. Reclamar ante medidas injustas es a todas luces una toma de conciencia digna y elogiable; hacerlo con las mismas estrategias de hace veinte años es una muestra más de la terrible enfermedad que viene consumiendo a San Marcos. No se trata de cambiar los medios. Utilizar el video en vez del panel no cambia nada. Se trata de remover esa arquitectura mental que obstaculiza un acercamiento más real a la situación estudiantil. Mientras no se coloque en primer plano el tema académico (y no, como se hace ahora, de relleno) seguiremos cayendo y sonriendo patéticamente ante la rodilla fracturada o el labio partido de nuestro “compañero”. Mientras se privilegie la gratuidad a la calidad educativa solo nos queda la agonía como universidad.

No hay comentarios: