martes, 15 de septiembre de 2009

Degeneración


I
Siempre denigré la poesía de Octavio Paz. Sus ensayos desde la primera vez que los leí me parecieron alucinantes. La calidad de su prosa, la forma de su argumentación, la dimensión de sus digresiones formaron el tríptico de esa estima. No sucedió lo mismo con su poesía gruesa de pensamiento, siempre ordenada por una entidad fácilmente perceptible, impregnada de tinta y largas noches de persecución. Todo eso la volvía insoportable a mi gusto. Nunca quedé satisfecho por completo de ella. Aun cuando encontraba algunos poemas hermosos, no cedí en mis convicciones. Hoy por casualidad cojo ese pequeño volumen hundido en mi librero. Leo un poema al azar. Algo ha pasado. El poema brilla con una luz misteriosa y seductora que desconocía por completo. Termino el poema, siento que esa breve luz ha pasado, casi como una operación de alquimia, de la página a mi corazón, a mi estómago, a mi cerebro. Cada parte de mi cuerpo responde de manera humilde a esa verdad. ¿Qué ha sucedido?, me pregunto, mientras busco otro poema. Es fácil formular una respuesta; por el contrario, es sumamente difícil entenderla.

II
Mi gusto por la poesía se complejiza cada vez más. Me lleno de orgullo cuando pienso que mi sensibilidad se ha refinado, que mi lectura se ha vuelto más sutil, que considero detalles y reconozco guiños antes obviados. Eso me hace sentir mejor mientras escucho Funeral de Arcade Fire y el carro se dirige augustamente hacia la universidad. Al poco rato sube un desconocido a contarnos una penosa historia que lo tiene a él y a su pequeña hija como protagonistas. “Crown of love” es el fondo musical óptimo para su historia y sus lágrimas y el tosco papel que sostiene. Supongo que todos en el carro escuchan música porque ninguno se ha molestado en siquiera voltear el rostro. He llegado por fin y los cuestionamientos surgen como la antesala de la tristeza. Me pregunto si todos estos años han sido en vano. Si la universidad me ha quitado más de lo que me ha proporcionado. ¿Existe alguna belleza en el mundo superior a la poesía? ¿Acaso un poema no es más que un burdo simulacro de algo que se encuentra ante nuestros ojos y, al mismo tiempo, distante para nuestra ingenua manera de asumir la realidad? ¿La belleza, esa extraña sustancia, se encuentra en cada lugar de este mundo, dispuesta a ser recogida? ¿Será posible que su búsqueda implique también una manera de comportarse, un compromiso con todo lo existente? ¿Lo estético es ese vínculo sintiente que nos relaciona con todo lo extraño, con lo ajeno, con lo otro? Ya no puedo soportarlo más.

2 comentarios:

Gonzalo Del Rosario dijo...

Me fascxzina crown of love

la escucharé ahora

Lisandro Gómez dijo...

El Funeral es su mejor disco, de lejos. Esas canciones con ritmos dobles son fascinantes, fuera de esa estética que combina la melancolía con sonidos de ronda y vueltas y vueltas. Creo que también voy a escucharla (de nuevo)!